3 Años en suspenso para todas las niñas y los niños de los barrios de Jujuy.
Poco suspenso tiene la película jujeña, en lugar de suspenso parece una película de terror. Y no solamente por lo que pasa en los tribunales. ¿Hay algo más allá de la sentencia a Milagro? ¿Hay algo que podamos estar perdiendo de vista? En campaña el gobierno y el presidente nos prometieron que mantendrían lo mejor de la gestión anterior, que mejorarían las condiciones de vida para los más humildes. Y aunque creer esas promesas es de una inocencia que nosotros no nos permitimos, es importante denunciar que en Jujuy está pasando absolutamente lo contrario.
Y aunque pareciera un detalle menor la clausura ilegal de los piletones de la Tupac es un ataque a nuestra humanidad, porque es un ataque directo a los niños y niñas humildes de Jujuy. Es un hecho político y social, que frente a la barbarie de la prisión política de Milagro Sala, queda oculto, invisibilizado por la gravedad de la violación al estado de derecho, pero que debemos denunciar con toda firmeza, por el carácter discriminatorio y por el contenido simbólico, el cierre de los piletones de la Tupac es inmoral. Porque es un ataque directo a la niñez, y ruge por el cielo la voz de Alberto Morlachetti, ¿Qué clase de ser humano puede llevar a cabo semejante maldad? Para la lógica de Morales deben pagar justos por pecadores.
La destrucción de la obra de la Tupac, más allá de cualquier otra injusticia acontecida en la tierra jujeña, es un retroceso abismal para nuestra sociedad, para todos los que mirando a los más indefensos pensamos en una Argentina del futuro. Quien piensa en un país más justo, no puede hacer otra cosa que defender toda obra que proteja y promueva la infancia y la niñez, así como también el trabajo digno de los adultos y las oportunidades de vida para este sector históricamente excluido.


La destrucción de la obra de la Tupac es prueba de la falsedad ideológica de aquellos que para hacer campaña se montaban sobre los derechos populares y los problemas del sector que hoy atacan descarnizadamente. Clausurar las piletas y abandonarlas, no solo es cruel, le representan una perdida millonaria al estado argentino. La destrucción de la obra de la Tupac es robarle al pueblo, esas obras como bien se han encargado de anunciar los medios se han realizado con el aporte de todos los argentinos, con el consenso democrático y popular de la mayoría. ¿Quién podría defender la destrucción de la obra pública?
La destrucción de la obra de la Tupac es también para el votante del nuevo gobierno una traición a su confianza. Si uno le preguntara en un plebiscito a los votantes de cambiemos si ellos querían un gobierno que atacara directamente a los humildes, la mayoría diría que no. Si pudieran elegir, la mayoría de los votantes de cambiemos elegirían sostener los piletones, para que los niños pasen su tiempo en un esparcimiento sano en lugar de estar en la calle expuestos a todo lo que ya conocemos que están expuestos nuestrxs niñxs en los barrios.
¿Cuál es el proyecto político que puede tener un equipo de gobierno que se sustenta en este tipo de acciones? Y entiéndase bien, no estamos hablando de la libertad de Milagro Sala, de eso se están ocupando todas las organizaciones sociales, de derechos humanos y movimientos populares. Estamos hablando del acto inescrupuloso de destruir la obra de la Tupac destacando lo más ruin que es cerrar los piletones donde se bañaban niñas, niños y trabajadores. Estamos denunciando la destrucción de lo mejor de la anterior gestión. Estamos denunciando el ataque directo a los derechos del niñx.
Debemos exigirle al gobierno de la provincia, y a las autoridades pertinentes la re apertura de los piletones así como también la continuidad del proceso de construcción de viviendas populares. La reparación de los quinchos incendiados y de cada una de las instalaciones destruidas por el terrorismo del estado jujeño. Debemos proteger a los niños de Jujuy, debemos velar por los derechos básicos en Jujuy, frente al ataque del gobierno de Morales y del gobierno nacional, porque con Milagro presa, los criminales andan sueltos con el pecho inflado y no tienen quién les ponga límite.
Prensa MOCASE VC
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