Publicado en Tiempo Argentino
Días atrás, Mayté María José de 12 años y Mónica de 50 años fueron detenidas por usurpación de su propia tierra en la Comunidad Indígena Vilela El Tunal en Santiago del Estero.
Hechos como estos suceden a diario contra las comunidades rurales, afectando especialmente a las mujeres campesinas indígenas que viven y producen los territorios, ya que al avance del agronegocio como estrategia del capital para avasallar y dominar los bienes naturales con los terratenientes aliados y subordinados a los intereses de empresas transnacionales, lo ampara una justicia patriarcal, elitista, colonizada, que avala el modelo del agronegocio en el campo, que profundiza aún más las desigualdades sociales y la violencia hacia las mujeres en todas sus dimensiones.
El rol de la mujer campesina indígena en la producción agroecológica, sus conocimientos de la biodiversidad y su protagonismo en las luchas en defensa de los territorios, han sido invisibilizados históricamente en todos los ámbitos y queremos colectivamente cambiar esta situación. Por eso las mujeres campesinas indígenas nos organizamos y construimos lo que denominamos Feminismo Campesino y Popular. Este feminismo de la clase campesina, nace de las luchas concretas por la tierra, el territorio, y en defensa de los bienes naturales, desde la práctica cotidiana y del caminar histórico de las mujeres del campo para avanzar hacia la construcción de nuevas relaciones sociales de producción desde la perspectiva campesina indígena y nuevas relaciones sociales entre hombres y mujeres del campo.
Entendemos, entonces, que para terminar con las desigualdades en el campo y todas las formas de violencia hacia la mujer, es necesario superar este modelo económico, político, social y cultural, que tiene sus antecedentes históricos en el colonialismo en América Latina, entrelazada con el patriarcado, el racismo y la discriminación, rumbo a la construcción de una nueva sociedad.«