Desde el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI, CLOC- Vía Campesina Argentina) nos solidarizamos con los familiares y compañeros y compañeras de Imer Ilbercio Flores, de 12 años, integrante de la comunidad Qompi Naqona'a en la provincia del Chaco, muerto a golpes el 4 de diciembre y de Daniel Díaz Asikaj, de 16 años de edad, de la comunidad Potae Napocna Navogoh, en Formosa, que apareció muerto ayer al borde de una ruta. Estas muertes, junto con las de Celestina Jara y su nieta, se dan en un ámbito de disputa por el territorio y de un sostenido hostigamiento, persecución y discriminación de parte de los sectores terratenientes y poderosos y sus cómplices en fuerzas policiales, gobierno y poder judicial.
Vemos también con gran preocupación que en coordinación con la represión y criminalización del Pueblo Mapuche que realiza el gobierno Chileno, la derecha argentina vuelve con las falsas tesis de invasión mapuche en argentina, lo que parece un intento de generar condiciones para la represión en la Patagonia argentina.
En una nueva ofensiva del capital sobre nuestro continente, se profundiza los intentos de subordinar la agricultura, la tierra y los bienes naturales al capital financiero transnacional, siendo las Comunidades Campesinas Indígenas verdaderos obstáculos para el capital, que en nombre del progreso promueve la violencia para acaparar los territorios.
La Constitución Argentina reconoce los derechos preexistentes de los Pueblos Originarios, y es urgente avanzar desde el gobierno nacional y desde los gobiernos provinciales con acciones contundentes para garantizar su cumplimiento, se hace necesario también mecanismos que garanticen la vida de los campesinos indígenas en todo el territorio Nacional, particularmente en la actualidad del Pueblo Qom.
Los asesinatos no deben continuar y los culpables, materiales e intelectuales, deben ser detenidos y juzgados. Como Cristian Ferreyra y Miguel Galván,estas muertes, enlutan al mundo rural, a los Pueblos Indígenas y a las Comunidades Campesinas.