Hablando de reforma agraria
Desde hoy y hasta el lunes, dos mil campesinos de quince provincias se reunirán en Buenos Aires para impulsar un debate sobre la necesidad de una reforma agraria integral y la soberanía alimentaria. Un modelo opuesto al de la Mesa de Enlace.
Desde el MNCI, que impulsa un modelo agropecuario en las antípodas de la Mesa de Enlace, explican que el hambre no tiene su origen en la falta de alimentos, sino en la injusta distribución y adelantan que, durante el encuentro, expondrán estrategias de producción a gran escala de alimentos sanos, libres de agroquímicos, cosechados en chacras trabajadas por familias ancestrales.
“Las entidades patronales del campo y las compañías internacionales del agro sostienen un modelo de monocultivo para alimentar con transgénicos a los animales de Europa y China. Las familias campesinas practicamos otro modelo, de alimentos sanos para el país, un modelo que es necesario comenzar a implementar a gran escala para cambiar el modelo de soja dependencia”, explicaron desde el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), conformado por 15.000 familias de siete provincias.
Monocultivo de soja en 19 millones de hectáreas, uso masivo de agroquímicos y expulsión de familias campesinas e indígenas son hechos conocidos para las organizaciones de familias rurales. Se agrega el avance de los agrocombustibles, la ganadería intensiva, la minería a gran escala, el petróleo y las plantas de celulosa. Las comunidades se vieron obligadas a adoptar prácticas de resistencia para permanecer en sus territorios y comenzaron a implementar acciones “ofensivas”: escuelas campesinas, comercio a precios justos, producción agroecológica de alimentos, emprendimientos productivos, retomas de campos.
“Somos más de 500 mil familias las que aún resistimos a través de la agricultura campesina e indígena, mantenemos un potencial capaz de desarrollar procesos y tecnologías sanos de producción de alimentos para la población argentina. Es la hora de pensar y encontrarnos para construir un modelo agrario que contenga todas las expresiones del campo real, dejando de lado el asistencialismo, el clientelismo y el paternalismo”, explicó Diego Montón, de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Mendoza.
En el encuentro se buscarán consensos para un “programa estratégico de desarrollo rural” para campesinos e indígenas, que pretende ir más allá que las recurrentes políticas focalizadas, asistenciales. “Las tradicionales entidades agrarias, con los sucesivos gobiernos, han sido serviles a las grandes corporaciones transnacionales de los agronegocios. Son cómplices de graves violaciones a los derechos humanos de miles de familias campesinas e indígenas”, denuncia la convocatoria y anuncia: “Si el Gobierno y la oposición política no desean la desaparición sino la multiplicación de los pequeños y medianos productores, éste es el tiempo”.
Apuntan contras las empresas Cargill, Dreyfus, Bunge, Nidera, Syngenta, AGD y Monsanto, entre otras, como las responsables del modelo agropecuario de Argentina y guardan un párrafo al rol de los grandes grupos mediáticos: “Repudiamos la manipulación de la información por parte de muchos medios de comunicación que han ocultado la diversidad del campo argentino y han desfigurado los rostros del genuino trabajador y trabajadora rural.”
Hoy se realizará el encuentro “Diálogo Nacional por la reforma agraria, la soberanía alimentaria y el desarrollo rural”, donde debatirán delegados campesinos de Argentina, funcionarios nacionales del Ministerio de Agricultura y la comitiva de la FAO, que incluirá al delegado regional del organismo, José Francisco Graziano Da Silva. Desde el sábado hasta el lunes será el Primer Congreso Campesino Indígena, en el partido bonaerense de Esteban Echeverría, con talleres y plenarios de consenso. El martes habrá una masiva marcha hasta Plaza de Mayo, donde se expondrán las conclusiones.
La reforma agraria es un reclamo tan antiguo como vigente. Aunque anclado en las luchas de la década del ’50 y ’60, la Vía Campesina Internacional –organización de campesinos e indígenas presente en 69 países de cuatro continentes– retomó la histórica demanda y la reformuló como una acción imprescindible para asegurar la producción de alimentos, eliminar el hambre y frenar la avanzada transnacional sobre tierras ancestrales. Vía Campesina también desarrolló el concepto de “soberanía alimentaria”, que implica el derecho de los pueblos a producir y consumir alimentos sanos, suficientes y nutritivos, adaptados a las culturas y costumbres locales.
Por la acción de Vía Campesina, el debate sobre reforma agraria integral y soberanía alimentaria ingresó a la agenda de la FAO y también de los gobiernos de América latina, donde los movimientos sociales dan el debate frente a los funcionarios. Una referencia es Brasil, donde existen cinco organizaciones que forman parte de Vía Campesina, entre ellas el Movimiento Sin Tierra (MST) y el Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA), que pusieron ambos temas en la agenda del presidente Luiz Inácio Lula Da Silva.
El Movimiento Campesino Indígena es la referencia argentina de Vía Campesina Internacional. El Primer Congreso Nacional apunta a instalar el debate sobre la reforma agraria y la soberanía alimentaria en la agenda política del país, y así demostrar que el campo argentino es mucho más que soja y que la Mesa de Enlace.